domingo, 9 de junio de 2013

Fístula perianal
(Primera parte)
    
     La fístula perianal es  una comunicación anormal entre la superficie interna del canal anal y la piel que rodea la región perianal. Son mas frecuentes en hombres. 
     En la actualidad parece fuera de duda que su origen es infeccioso, secundario a la presencia de un absceso que se origina en las glándulas anales. El proceso infeccioso puede utilizar vías de propagación adicionales aprovechando espacios anatómicos preexistentes, en especial el espacio interesfinteriano, que puede funcionar como distribuidor de la infección, tanto en sentido sagital como circular, lo cual da lugar a innumerables variables morfológicas que definen la complejidad de las fístulas perianales.



Causas:
     La mayoría de las fístulas se originan en una infección de las glándulas anales (teoría criptoglandular)
     Algunas fístulas pueden ocurrir posteriores a traumatismos, cirugías anorrectales, cuerpo extraño, enfermedad inflamatoria intestinal, cáncer, radioterapia o enfermedad diverticular.


Clasificación de las fístulas perianales:
    
 Las fístulas se clasifican en varios tipos, según la afectación del músculo esfinteriano externo, ya que por anatomía, todas las fístulas comprometen el esfínter interno.
·         Fístulas interesfinterianas: son las más comunes. Atraviesan el esfínter interno somalente y pueden discurrir hacia arriba o hacia abajo
·         Fístulas transesfinterianas: comprometen ambos esfínteres, pasando por la fosa isquional para salir a la piel perianal
·         Fístulas supraesfinterinas: disecan el espacio interesfinteriano hacia arriba y rodean el esfínter externo por encima del músculo puborrectal
·         Fístulas extraesfinterianas: son las más infrecuentes y difíciles de evaluar: se extienden desde la piel perianal atraviesan la fosa isquioanal, el músculo elevador del ano y eventualmente salen al recto.



¿Cuándo se habla de una fístula compleja?
La respuesta debe tener un alto componente de subjetividad que depende de la experiencia del cirujano, de los datos exploratorios y de la posibilidad de disponer de tecnología para las exploraciones complementarias.
Probablemente, el 100% de las fístulas perianales pueden curarse tras el tratamiento quirúrgico si no hubiera que tener en cuenta el problema de la incontinencia anal postoperatoria.
En general, las fístulas perianales son simples, es decir, presentan un orificio externo, un orificio interno evidente y un trayecto entre los dos único, rectilíneo y bajo. La solución quirúrgica es fácil e implica una puesta a plano completa, muchas veces en régimen de cirugía ambulatoria y con bajo riesgo de incontinencia anal.
Cuando la situación descrita varía, debe hablarse de una fístula perianal compleja. Los criterios de complejidad se encuentran dictados por las características anatómicas de la fístula o por la complejidad de la intervención quirúrgica que es preciso utilizar para curarla y preservar la continencia.
Dada la subjetividad del concepto, los autores creen que, en general, deben considerarse como complejas las fístulas que cumplen las características siguientes:
  •          Fístulas supraesfinterianas, transesfinterianas altas y algunas transesfinterianas medias.
  •          Fístulas en la cara anterior en la mujer.
  •          Fístulas extraesfinterianas.
  •          Fístulas con trayectos secundarios y cavidades intermedias.
  •          Fístulas recidivadas.
  •          Fístulas sin orificio interno.
  •          Fístulas con varios orificios internos o bien orificios situados por encima de la línea pectínea.
  •          Las fístulas rectovaginales, las posteriores a la radioterapia y las de pacientes con enfermedad inflamatoria intestinal (EII), especialmente enfermedad de Crohn


 Diagnóstico de la fístula perianal


     La mayoría de los pacientes con fístula perianal tienen el antecedente de drenaje de un absceso perianal. El paciente relatará la expulsión persistente de pus, dolor o sangrado.
     La anamnesis y la exploración física, incluida en ocasiones una anoscopia, son básicas para el estudio de una fístula. El dedo bien entrenado sigue siendo un instrumento excepcionalmente útil para el estudio de la fístula perianal.
     Se evidenciará el orificio externo y se investigan los orificios adicionales y las cicatrices de desbridamientos o las intervenciones previas. Se podrá palpar en ocasiones la induración subcutánea que desde el orificio externo se dirige hacia la profundidad del ano. Esta maniobra es útil no sólo para valorar la dirección del trayecto, sino incluso para identificar trayectos o induraciones adicionales. Posteriormente se efectúa un tacto rectal pata intentar identificar el orificio interno. Éste se identifica como un pequeño saliente o depresión situado habitualmente en la línea dentada en alta correlación con la tradicional regla de Goodsall. La anoscopia o rectoscopia pueden ser útiles para confirmar la ubicación del orificio interno.
     Por tacto rectal se intentará, además, establecer la altura de la fístula, utilizando como referencia inferior el espacio interesfinteriano, y el relieve posterior del músculo puborrectal como referencia superior.

Síntomas

Si el orificio externo de la fístula es permeable, esta solamente da lugar a la salida de unas gotas de pus diariamente, las cuales obligan al paciente a utilizar gasas o compresas para evitar el ensuciamiento de la ropa interior. Por el contrario, cuando el orificio externo de la fístula se epiteliza y se ocluye se produce la sintomatología de un absceso perianal que desaparece cuando se drena espontánea o quirúrgicamente. La alternancia de esta sintomatología es lo que hace que el paciente acuda a la consulta médica.
La existencia de esta enfermedad presupone la existencia de un orificio cutáneo en el periné, cuya distancia al margen anal generalmente se relaciona con la cantidad de masa muscular del canal anal que atraviesa, excepción hecha de las fístulas subcutáneas. Generalmente es posible palpar el trayecto de la fístula desde el orificio externo hacia el canal anal y en muchos casos determinar la presencia del orificio interno y con todo ello establecer la presencia de una fístula e incluso clasificarla


La cirugía de la fístula implica la actuación sobre la musculatura esfinteriana del canal anal. Por ello, es posible causar trastornos en la continencia. Por todo ello es necesario, determinar el estado de la continencia anal del paciente antes de la intervención quirúrgica. Con ello se pretende decidir el tipo de intervención y advertirle al paciente de una modificación de la misma


 Dr José De Franca
Cirujano Coloproctólogo
Centro de Especialidades Quirúrgicas Guacara
0416 6444563

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